PILAR MIRÓ, QUE ESTÁS EN LOS CIELOS...
Estoy leyendo tu biografía, Pilar. Los trozos de tu diario, extraídos aquí y allá. Tu soledad. Tu miedo a la enfermedad. Tus ansias de creadora infatigable. La desilusión cuando la película acabada no acertaba a reflejar todos los sentimientos que habías querido poner en ella ("No puede ser, Dios mío, no puede ser"). Qué familiar para todos los que alguna vez hemos querido escribir un cuento. Tus remordimientos tras cada estallido del carácter iracundo que te hizo famosa. "Me comporto como una niña, ¿por qué soy así? Hago daño y soy consciente". Qué belleza en tu miedo de que no supieras cuidar bien de tu niño por eso. Tu desamparo, tus deseos de apartarte de todo y de todos para evitar que te hicieran daño (el vivir duele, Pilar, y más si uno es español, así ha sido siempre, qué profundamente española era esa angustia de tus noches en vela). "No necesitar de nadie para que nadie me decepcione: pasar por las cosas sin dejar nada en ellas". Qué difícil...
Hay una foto, durante el rodaje de "La Petición", te tumbaste en la hierba, te desabrochaste la camisa, y dejabas que el sol te acariciase la cicatriz de la operación a corazón abierto, que te cruzaba el pecho. Es el símbolo perfecto, el resúmen, el centro de todo, ¿verdad?
Tus anhelos de eterna adolescente que sólo quería ser la chica en la grupa del caballo de Gary Cooper. "Nadie entendía cómo una mujer tan borde pudiera tener tantos amigos". Tenías la muerte en el alma, Pilar. Alma dulce de pájaro que canta solitario en la tarde. Y en estos días en que son tan escasos aquellos que dudan de arrojar la primera piedra, a mí no me cabe duda de que si los hay, estás en los Cielos.
Tus anhelos de eterna adolescente que sólo quería ser la chica en la grupa del caballo de Gary Cooper. "Nadie entendía cómo una mujer tan borde pudiera tener tantos amigos". Tenías la muerte en el alma, Pilar. Alma dulce de pájaro que canta solitario en la tarde. Y en estos días en que son tan escasos aquellos que dudan de arrojar la primera piedra, a mí no me cabe duda de que si los hay, estás en los Cielos.