Cuaderno de Bitacora - Notas y Actualizaciones al Portal de la Bruja

Sunday, November 15, 2009


PEGGY GORDON

El arte, en sus expresiones más elevadas, cumple la tarea de expresar la religión; no el espíritu de Dios, sino la forma de Dios, y con ello lo divino y lo espiritual en general. Del mismo modo en que a través de la Creación, y de la Encarnación, que no es sino el momento culminante de aquella, Dios mismo se hace presente y se nos hace presente, a través del arte debe poder hacerse visible lo divino.

Recuerdo lo que sentí la primera vez que escuché a Sinead O'Connor cantando en Dublín la balada tradicional Peggy Gordon. La canción dedidada por un muchacho irlandés a un amor desdichado, que en la versión de O'Connor adquiría un matiz nuevo y sorprendente, ya que ella la cantaba en recuerdo de una amiga de la infancia, que a su vez la había descubierto la canción por primera vez, referida a un amor lésbico. Así, en la voz estremecida de Sinead O'Connor, era una voz de mujer la que lloraba el recuerdo perdido de Peggy Gordon, la añorada, otra mujer.

He visto las últimas fotografías de Sinead O'Connor, que no se prodiga mucho tras los tremendos problemas que tuvo, su polémica a propósito de las fotos del Papa, etc. Está algo envejecida (aunque tiene el acierto de no pretender ocultar el paso de los años por su rostro) y está algo más rellenita. Pero sus ojos son los mismos ojos, llenos de luz, tan grandes que podrían contener una estrella. Tan grandes, creo yo, y a pesar de todo, como su corazón.

El arte debe hacer presente lo divino.

Ella lo conseguía.

Oh, Peggy Gordon you are my darling
Come sit you down upon my knee
Come tell to me the very reason
Why I am slighted so by thee


I'm so in love I can't deny it
My heart lies smothered in my breast
It's not for you to let the world know it
A troubled mind can know no rest


I did put my head to a cask of brandy
It was my fancy I do declare
For when I'm drinking I am thinking
And wishing Peggy Gordon was here


I wish I was away in Ingo
Far across the briny sea
Sailing o'er the deepest ocean
Where love nor care never bother me


I wish I was in some lonesome valley
Where womankind can not be found
Where the pretty small birds do change their voices
And every moment a different sound


Oh, Peggy Gordon you are my darling
Come sit you down upon my knee
Come tell to me the very reason
Why I am slighted so by thee