Cuaderno de Bitacora - Notas y Actualizaciones al Portal de la Bruja

Thursday, July 17, 2008


EL HOMBRE QUE MIRA

Para un joven de no demasiado amplia cultura cinematográfica, él será siempre no el genial intérprete del cine negro clásico, sino el hombre que mira silencioso, y que con su mirada nos invita a comprender, desde el asombro y desde la tristeza, las complicadas circunstancias del mundo en el que nos ha tocado vivir. Le descubrí por vez primera en la escena final de "Wild Bunch", sentado en el suelo, apoyado en la tapia del "Bloody Porch", a la vez testigo gozoso y victima indefensa, como decía Whitman de Poe, del escenario de destrucción y muerte que le rodea. Antes le habíamos visto acercarse silenciosa y respetuosamente hasta Pike Bishop, para rescatar el revólver del amigo muerto, y abandonar su cadáver. Peckinpah pensaba también que salvado el recuerdo no hay nada más de lo que preocuparse. Más tarde volví a verle en "Custer of the West", de Robert Siodmark. Era el desertor que trata de hacerle comprender a un severo y siniestro General Custer que el verdadero sentido de la vida no está en una lucha interminable contra todo y contra todos, sino en los sueños de un muchacho que pierde la noción del tiempo mientras recoge fresas silvestres junto a una chica de la que está enamorado. Muy pocos podrían habernos contado esa historia de manera convincente: él nos emocionaba, como nos emocionaba verle mirar a los ojos de Custer instantes antes de ser fusilado. Siodmark nos permitía ver después al General pisando un charco de camino a su casa: el gigante de pies de barro tenía ya las horas contadas. Y hace poco pude volver a verle mirar la niebla desde la ventana rota de una villa francesa con las paredes agujereadas por las balas de los Panzer, la noche final de la batalla de las Ardenas. Fue en "Battle of the Bulge" de Ken Annakin. Charlando con un Henry Fonda tan genialmente contenido como de costrumbre, interpretaba a un general norteamericano que comentaba en voz alta que si la niebla se levantaba sus hombres tendrían que enfrentarse con los alemanes, y posiblemente buena parte de ellos serían aniquilados; pero si la niebla no se levantaba, sus hombres se salvarían, pero los alemanes romperían el cerco que les había preparado y ganarían aquella batalla. Y estaba rezando para que levantase la niebla. "¿En qué clase de hombre me convierte eso?" preguntaba. "Quizás... ¿en un General?", le respondía Fonda.

Robert Ryan, cuantos buenos momentos nos diste, mirando silencioso al fondo de las cosas...