EMBRUJO

¿Existen realmente las brujas a nuestro alrededor? Y de existir, ¿tienen conciencia de serlo? ¿Y son como las hemos imaginado? ¿Cuántos misterios se esconden detrás de los ojos de un rostro retratado en una pintura? ¿Sufren, enloquecen las brujas, mueren de pena al dejar atrás una vocación perdida? ¿Puede una bruja luchar contra otra para terminar apoyándose en ella y trascender su propia muerte para pedir venganza? La muerte llama desde el silencio de una casa a orillas de un lago; una mujer se sienta en medio de un parque y toca el piano llevando en su cuello un viejo talismán. Un monstruo acecha entre las atracciones de una feria ambulante. Una niña se mueve sola en la noche mientras su madre muerta la dirige hacia un caballo azúl pintado en la puerta de una caravana. Los espejos se vuelven opacos velándose con un extraño vaho. En una universidad un profesor da una clase sobre gujeros negros, sobre la vida y la muerte de las estrellas. Al final todo parece arreglarse pero en el fondo únicamente nos quedan la soledad y el eco de una música que llora como el llanto de la bruja que al fin se queda sola y se pierde en el anochecer.

Premonition, 1975, dirigida por Robert Allen Schnitzer y protagonizada por Sharon Farrell. Quizás sin proponérselo, lo que bien pudiera pasar por una malograda y en exceso enrevesada película de suspense de serie B, posiblemente dirigida a la televisión, termina por revelársenos, en una madrugada de sábado delante del televisor, mientras los títulos de crédito van pasando ante nuestros ojos aún atónicos por lo que acabamos de ver, como una de las más fascinantes y desasosegadoras visiones nuevas, extrañas, distintas, sobre los arquetipos de la bruja y el encantamiento, que se hayan filmado.