Cuaderno de Bitacora - Notas y Actualizaciones al Portal de la Bruja

Monday, June 23, 2008


La película de Terrence Malick The Thin Red Line (1998) (el título hace referencia a las formaciones que la infantería británica oponía a las cargas de caballería) nos presenta la aventura trágica de un pelótón de marines norteamericanos durante la batalla de la isla de Guadalcanal en el año 1942. La narración se centra en los intentos de asalto y la posterior conquista de una colina en la que se halla enclavado un campamento de soldados japoneses que custodian un aeropuerto oculto en la selva. La narración fluye y en todo momento nos permite seguir los avatares de la operación que se está desarrollando. La película funciona así perfectamente como un eficaz film bélico y de acción.

Y por debajo de esto, desde las primeras secuencias y por medio de una serie de voces en off que parecen representar los pensamientos de los principales protagonistas, Malick nos hace entrar en una magistral metáfora sobre las eternas preguntas que el ser humano se ha ido haciendo a lo largo del tiempo sobre el sentido radical de la existencia, y en especial, el sentido de la vida humana enfrentada al enigma del mal y de la muerte. Con una bellísima banda sonora, ecos que parecerían sacados de la misma esencia, limpia y cruda, de la talla de la filosofía del mal y del dolor de una Simone Weil, y con magistrales interpretaciones de Sean Penn, Nick Nolte, Jim Claviezel, John Cusak y muchos otros grandes jóvenes actores del momento, la película abunda en momentos maravillosos y a la vez terribles, filmados con un romanticismo y con una crudeza sin ninguna concesión. El encuentro con la selva; la muerte del joven soldado en los brazos del Capitán Staros; la toma del campamento japonés; las reflexiones cínicas y brutales pero dolorosamente sinceras del Coronel Tall (Nature is cruel, Staros...) la esperanza del final de la historia... Es difícil aunar una aventura que no aburra y que esté bien narrada, con una reflexión profundísima, que no duda en preguntarse directamente por la naturaleza de la Divinidad frente al horror de la guerra, que en el fondo, no es en la película sino una referencia a la mucho más profunda cuestión acerca de la indiferencia de Dios ante el mal.

Esta terrible crueldad, ¿de dónde sale? ¿Cómo ha arraigado en el mundo? ¿De qué semilla, de qué raíz ha brotado? ¿Y de quién es obra? ¿Quién nos mata? Nos arrebata la vida y la luz. Se burla de nosotros mostrándonos lo que podríamos haber conocido. ¿Acaso nuestra destrucción beneficia a la Tierra? ¿Ayuda a que crezca la hierba o a que luzca el sol? También en tí hay esta oscuridad. Has vivido esta negra noche.

ALGUNOS ENSAYOS ON LINE SOBRE LA PELÍCULA