A pesar de todos los pesares Hegel lo explicaba muy bien, y a veces, en algunos breves momentos de lucidez, es posible darse cuenta de la presencia del ser-ahí, inyectado en la realidad. Un ser hecho de asfalto, de hormigón, de madera y de acero. Un dios hecho de viento y de polvo de estrellas. Un dios Cyber-punk. Un dios dormido y pequeño, sólo y perdido en sus propios ensueños, un momento de los cuales somos todos y cada uno de nosotros. Si nos diésemos cuenta del milagro, y de su brevedad. De la miríada de destellos tenues, tan brillantes y tan perdidos en un instante de la noche eterna. No es menor el milagro aunque sea un milagro terrible. La belleza no es menos bella aunque no pueda durar.