Cuaderno de Bitacora - Notas y Actualizaciones al Portal de la Bruja

Sunday, March 14, 2010


LA FLOR DEL SAÚCO

El viejo profesor Faber advierte ya a Montag, el protagonista de la novela de Bradbury Fahrenheit 451 de que tambien la televisión podría ser usada para ensanchar la mente y abrir la puerta al conocimiento, aunque no se la haya utilizado para eso sino para lograr una masa compacta de borregos. Se ha muerto Miguel Delibes, y para mí siempre quedarán en el recuerdo las lágrimas de Daniel El Mochuelo la noche antes de partir a estudiar y a progresar a la ciudad, dejando tras de sí la naturaleza y el amor verdaderos, emprendiendo un camino que algo, muy dentro de su corazón, le decía que era el camino equivocado; y la amarga resaca del diputado progresista, hijo del mayo del 68, que se preguntaba, tras dejar tras de sí la casa del señor Cayo, para qué serviría toda la filosofía de Marcuse el día que no quedase nadie en el mundo que supiera para qué sirve la flor del saúco. Hace apenas una semana, Kathryn Bigelow ganaba el Oscar a la mejor película y a la mejor dirección, con un cuento contemporáneo, hermoso y terrible sobre la manera en que la Guerra transforma el corazón de un hombre, que una vez fue un niño, hasta dejarlo vacío y seco. Ambos, Delibes, nuestro (tan nuestro) Delibes, y Bigelow, reflexionan sobre la pérdida de la inocencia, el fin de la infancia, el encuentro con el vacío. Y los dos, tan distintos, hijos de dos culturas y de dos formas artísticas radicalmente diferentes, lo hacen con rigor, con sobriedad, de forma medida, austera. Quizás, mientras nos queden creadores como Bigelow, aún habrá gente en el mundo que sepa, que se pregunte al menos, para qué sirve la flor del saúco.


ANASTASIYA

Me llegó hace unos días un mensaje de correo electrónico de una chica de nombre Anastasiya, que decía vivir en la ciudad rusa de Kazán y desear encontrar al hombre de su vida en España. Al tratarse de un correo no solicitado y sospechando pudiera tratarse de algún tipo de tomadura de pelo, decidí informarme sobre el tema antes de contestar, y simplemente tecleando "anastasiya" en los principales buscadores, me encontré con que había páginas y páginas, blogs enteros, dedicados a esta chica en particular, y al peligro que supuestamente supone relacionarse con chicas de Rusia o en general de países del Este, que tarde o temprano terminan parece ser que pidiendo dinero a sus internautas enamorados, con el pretexto de necesitarlo para venir a España, o a otros páises de la Unión, o de Sudamérica, y encontrarse con ellos, cosa que nunca sucede. Está bien que Internet nos advierta de este tipo de estafas.

Está bien, sin duda... y sin embargo, en las páginas dedicadas a este tema aparecían decenas de fotos, algunas muy diferentes entre sí, que en teoría podían pertenecer a la misma chica... se entablaban largos chats tratando de que la gente diera su opinión: ¿era la misma o no? ¿quizás era la misma pero algunas fotos eran recientes y otras se habían sacado hacía mucho tiempo? ¿tal vez eran varia chicas con el mismo nombre? ¿existiría en realidad Anastasiya o no sería sino un grupo mafioso o tal vez un hombre el que se ocultaba tras ese seudónimo? En los mismos blogs se terminaba hablando de chicas de distinto nombre, de diferentes países, en la sospecha de que también fueran timadoras... ¿puede uno fiarse de una mujer de Rusia, de una mujer de un país pobre, de una mujer que sea pobre? ¿no serán todas ellas, pueblos enteros, naciones enteras, obligados por la necesidad tal vez, sólo una fuente de problemas a la larga? ¿no es mejor no relacionarse con gente así, por mucha lástima que nos den? ¿puede uno fiarse en realidad de ninguna otra persona? ¿cómo hacer para no tener que llegar en una relación a comprometer dinero? ¿con qué mecanismos, con qué garantías, podemos amar? ¿es posible en realidad amar a alguíen?

El astronauta Taylor, aquel soberbio Charlton Heston lo expresaba muy bien en "Planet of the Apes" en aquel lejano 1968. Los Estados Unidos ya eran viejos entonces y habían llegado a ese grado de sabiduría, al que ahora nos estamos acostumbrando aquí. Hablaba Taylor de la Tierra, perdida -eso creía él- 3000 años atras: "Oh, en mi planeta había mujeres, sí; muchas mujeres, mucho juego amoroso... pero no amor. Ese es el mundo que conseguimos."


QUIZÁS SON LOS ANIMALES LOS REALMENTE HUMANOS

Leíamos hace unos días que un perra de color blanco y gris, de raza mestiza, tuvo que se recogida de una carretera de Segovia, al haber advertido los automovilistas que se les cruzaba en el camino, tratando de proteger el cuerpo de otro perro, que, atropellado días atrás, yacía sin vida sobre la carretera.

Yo mismo tuve ocasión de comprobar, hace unos años, un caso similar, en este caso de una urraca, que iba y venía chillando desde la mediana de la vía de circunvalación de la ciudad de Palencia hasta posarse cerca de los restos de su compañera, que había sido atropellada y yacía aplastada sobre el asfalto. La urraca subía y bajaba, gritando, se posaba cerca de su compañera, volvía a apartarse de ella, obligada por el tráfico, y así una y otra vez, tratando quizás de advertirla, no entendiendo, tal vez, porque no se elevaba, porque se quedaba quieta, tan cerca del Hombre. No llegando a comprender, quizás, el significado de la Muerte. O quizás comprendiéndolo por completo.


NOCHE OSCURA DEL ALMA

Es el amargo triunfo en Orleáns, el vacío después de la batalla, las manos puras manchadas de sangre. Y el esperar desesperanzado sin que el viento del atardecer vuelva a traer como antaño susurro alguno, las voces que no vuelven. Es la soberbia que cae en la cuenta de sí misma, la soledad de la Corte vacía, el recuerdo triste y lejano de Rheims, la frialdad de la lluvia y del barro ante las murallas de París, esa lluvia fría y dura que cala hasta el mismo hueso. Todo eso y algo más, el abrazo de La Hire, la caricia de Gilles de Rais, quizás el adiós de Carlos, sus ojos alejandose de los nuestros. Todo eso es, sí, y mucho más, esta noche oscura que no termina.

"Yo soy, y esta pugna y esta unidad existen en mí y para mí. Soy ante mi mismo algo infinito frente a mí como ser finito, conciencia infinita contra mí, contra mi pensamiento, una conciencia determinada como infinita. Soy la composición de estos términos, el esfuerzo de este componer, el trabajo del ánimo para dominar esta contraposición, que existe también para mí. Soy la lucha, pues lucha es, cabalmente, esta pugna que no es indiferencia de ambos términos como distintos, sino el estar vinculados ambos. Yo no soy uno de los que luchan, sino que soy ambos contendientes a un tiempo, soy la lucha misma. Pero sé que todo lo que acaece en el cielo y en la tierra, lo que acaece eternamente, la vida de Dios y todo lo que se hace en el tiempo, tiende solamente hacia un fin: que el espíritu se conozca a sí mismo, que se haga objeto para sí mismo, que se encuentre, devengue para sí mismo, que confluya para sí mismo, y que el encuentro consigo mismo alcance al fin y haga posible plenamente la Libertad."

Hegel