COMO EL AGENTE SMITH
Las portadas de los periódicos españoles del 30 de septiembre de 2009 recogerán para siempre en las hemerotecas dos fotografías y dos declaraciones que constituyen el perfecto retrato de lo que José Luis Martín Descalzó llamó una vez la traición de las aristocracias. A la izquierda, Elena Salgado, la ministra de economía del PSOE, afirmaba con total sinceridad y como poniendo de manifiesto una verdad incuestionable y fatal, que el peso de los impuestos en España siempre lo han soportado y lo van a seguir soportando los mismos: la clase media. Con su figurita frágil y lánguidamente elegante, como de muñeca de porcelana, ajena por completo al mundo real de esa clase media que tan extraña debe parecer a la gente de su nivel. Casi simultáneamente, esta vez en el lado derecho del escenario, el Presidente Camps se extrañaba en el parlamento valenciano de que se le pidieran cuentas por el caso Gürtel, ya que había ganado las pasadas elecciones europeas. También con total sinceridad, se lamentaba en el corazón de que al ganador de unas elecciones se le pudieran pedir responsabilidades por el incumplimiento de la ley. Y así, mientras los ciudadanos sufrimos mil penalidades tratando de cumplir con todas las leyes y reglamentos, esta nueva casta de Señores Feudales de uno y otro signo, revestidos con la púrpura de la realeza de sus trajes regalados, sus bolsos de marca, sus gemelos de oro, sus coches oficiales, sin que todo ello pueda ocultar su profunda insignificancia como seres humanos, con sus codicias miserables y sus apodos de taberna carcelaria, el bigotes, el curita, el pepe el cabrón, esta nueva casta que pasa del parvulario al colegio, del colegio a las oposiciones, de las oposiciones a la alcaldía, de la alcaldía al parlamento, del parlamento a la mentira institucionalizada (porque el Presidente del Gobierno ha mentido cuando dijo que la reforma fiscal afectaría a las clases altas: sólo por esta mentira en muchos países civilizados hubiera perdido al día siguiente la confianza del Parlamento) ríen. El pueblo sobrevive y ellos ríen. Mienten y ríen. Figuras de plástico huecas riendo bajo la lluvia del mundo que su sola presencia envenena.
